jueves, 17 de mayo de 2012

Propuesta de nuevas formas de evaluación de la actividad creadora del profesorado universitario


Pues bien, queda de manifiesto que ninguna universidad está en la situación utópica en la que su masa crítica de PDI se comporta de forma competente y responsable al servicio de la sociedad. Y ello hace necesaria estas medidas de control. Y en contraposición es importante recompensar la dedicación y el trabajo y dotar al PDI de algo parecido a la carrera profesional, como ocurre por ejemplo en sanidad. Existen tanto detractores como defensores del proceso de evaluación. Como todo sistema, éste no es infalible y seguro que presenta algunas limitaciones o defectos y perversiones, los cuales me permitiré ir desgranando.
- Áreas de conocimiento: Considero que excusarse argumentando que dependiendo de éstas es más o menos difícil ser creativo y por ende recompensado con sexenios, es pueril e inconsistente pues los criterios de evaluación ya tienen en cuenta esas diferencias y se adaptan a la justa necesidad de cada caso.
- Periodos fijos tan amplios pueden limitar la productividad y no recompensar la brillantez: Es uno de los efectos perversos del sistema. Producir o publicar lo mínimo para el sexenio y punto. En este sentido, Miguel Jerez, Profesor de econometría en la Universidad Complutense, comenta que “el sistema es rígido, impreciso y mezcla las churras (antigüedad) con las merinas (investigación)”.Y en contraposición a lo que decíamos al principio, pensemos en un investigador muy brillante que, durante un período de seis años ha conseguido más de cinco contribuciones evaluables, sean seis o veintiséis. ¿Puede pedir más de un sexenio? La respuesta es que no. Este profesor da una posible alternativa, financiar la productividad pura y dura sin restricciones de tiempo o de tramo en la lista; por ejemplo se premiaría cada vez que se consiguiera un índice de impacto acumulado de X.
- Falta de ambición: El número de PDI con tiempo de servicio superior a 18 años y que tiene 3 sexenios es muy pequeño, casi anecdótico. No se puede consentir tener profesores acomodados y faltos de ambición, que creen que ya hicieron bastante. ¿Limitaría Vd. su capacidad de generar en su trabajo/empresa a 12 años por empleado? ¿Qué tipo de valores y ejemplo van a inculcar a nuestros estudiantes estos profesionales que, permítanme, se autojubilan en un 50% de sus deberes anticipadamente a los cincuenta años aproximadamente?
- Vinculados a algún tipo de estamento público: Un aspecto muy des-afortunado de la política de los sexenios el requerir que la labor se haya hecho en estamento públicos. Imagínese que viene de Harvard, sí, esa universidad que ostenta el número uno en todos los ránquines, después de prestar servicios por 20 años y con el fin de reincorporarse en España. Pues bien todo lo excelente que seguro hizo allí durante ese periodo no le dará derecho a solicitar ningún sexenio. Increíble pero cierto. Pues en la solicitud solicitan la hoja de servicios original actualizada del período(a la administración) del solicitante durante dicho período. Y les he puesto el ejemplo de Harvard, pero no hay que ir tan lejos, investigadores españoles en España, que han sufrido la frecuente precariedad laboral que acompaña a la investigación (sin contratos ni becas) y que han publicado en esos periodos, al incorporarse por derecho propio pero tarde al estamento del PDI (seguro que nadie les ha regalado nada), tampoco pueden pedir este reconocimiento. Esto debería cambiarse, ¿no creen?.
- Falsear la lista de autores: Viendo la importancia de los mismo y ya que el grado de autoría no cuenta se pueden dar “regalitos entre investigadores”. Yo diría que cualquier científico conoce colegas que aparecen de autores en trabajos de otros sin haber aportado nada, falseando la lista de autores para conseguir sexenios inapropiadamente.
- Índices Bibliométricos e informetría: El uso de estas herramientas, muy a nuestro alcance hoy en día, podrían no sólo evitar el fraude sino recompensar en distintos tramos atendiendo a la categoría de las aportaciones del investigador. Aspectos como la posición del autor, el número medio de autores en la disciplina, el factor de impacto, los cuartiles o terciles, el número de citaciones, los índices de h, g ó h-b, Eigenfactor (similar al PageRank de Google), el factor de influencia, entre otros, podrían ayudar en la evaluación de la actividad profesional.

Y otros muchos que tal vez se os ocurran a vosotros y nos ayudarán a perfilar mejor como evaluar objetivamente la producción creativa del profesorado universitario. Espero vuestros comentarios.

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