jueves, 17 de mayo de 2012

Preámbulo. El por qué de este blog

He aquí las poderosas razones que me han impulsado a crear este blog, un lugar donde, intentaremos meditar sobre la Universidad que queremos todos, comprometida, de prestigio competitiva y de calidad. Y por otro lado, un lugar donde deben imperar en todos sus miembros, profesores y alumnos, “Universitas Magistrorum et Scholarium”, la dedicación, el respeto a las normas, la ética y la justicia. Un ambiente de trabajo, sabio y virtuoso y que nos lleve a proclamar con orgullo cual es nuestra “alma mater”.


Actualmente, vivimos tiempos difíciles, crisis económica y de valores. Una gran parte de la sociedad nos sentimos engañados y decepcionados. Indignados. Pero seguramente todos los males que nos acechan no son por culpa de otros exclusivamente. Ya ha llegado la hora de que nos miremos al ombligo y reflexionemos sobre nosotros mismos. ¿Somos diferentes, mejores, o también contribuimos de alguna forma a que esta situación se haya desbocado y pueda llevarnos al peor de todos los escenarios?
Aproximadamente el 60% de los investigadores españoles se ubican en el espacio de educación superior, en la Universidad, frente a un 36% de media en la unión europea o un 14% en USA. Una masa crítica importante, que tiene que hacer su labor con pocos recursos económicos, derivados en gran medida del estado y cuyo porcentaje del PIB destinado a investigación es poco más del 1% (la mitad que la Europa de los 15 y casi un tercio que USA). Y en resumidas cuentas, en España un gasto por investigador de las mismas proporciones. Pero a pesar de todos estos factores agravantes, ¿existe en España un verdadero compromiso científico por parte de sus investigadores? Estamos a la altura de lo que la sociedad espera de nosotros. ¿Damos el do de pecho?, como dicen los ingleses, "to do one's very best". ¿O estamos acomodados, indiferentes a las necesidades? ¿Somos eficientes?
También hablaremos sobre la calidad docente del profesorado y la dedicación de los alumnos. Y de la dignidad de ambos. A ambos se les supone vocación y por ello se espera entrega en sus funciones. Desgranaremos que nos enseñan los diversos indicadores al respecto. Pues una parte del fracaso tal vez venga por ahí.

A parte de la coyuntura, otro hecho me ha impulsado a manifestarme abierta y críticamente al respecto, a sabiendas que con ello tal vez me gane más enemigos que amigos. Ahora se cumple el 150 aniversario de la muerte de Thomas Wakley (1795-1862), tal vez un pionero de la indignación. Wakley fue un cirujano inglés que fundó en 1823 la revista médica “The Lancet”, actualmente la segunda más importante en el sector. En su vida luchó enérgicamente contra la negligencia, la incompetencia, los privilegios y el nepotismo. Uno de sus grandes empeños fue estandarizar y aumentar la educación que recibirían los futuros médicos con el objeto de aumentar la calidad profesional. Renegó abiertamente sobre los dirigentes que gobernaban las instituciones científicas de la época, faltos de ética, rigor o conocimiento y cuyo único valor era la posición social o el linaje. Rechazó la endogamia y abogó por todo aquel que se esforzaba por el avance y era capaz de crear conocimiento. De hecho, la lucha por todos estos valores le llevó a crear los fundamentos de lo que hoy llamamos la medicina basada en la evidencia.

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